El trabajo que desarrollamos en el terreno, en la península de Cabo Blanco, es nuestra principal función.
Allí nos ocupamos esencialmente de la vigilancia y mantenimiento de la reserva y del seguimiento
de la población de focas monje.
Nuestro primer objetivo desde que en 2000 comenzamos a trabajar en la península de Cabo Blanco siempre ha sido
proteger las cuevas de cría. Para ello se creó, junto a nuestros socios locales, la Reserva Costa de las Focas que alberga
las cuevas de cría y su entorno inmediato y evita las molestias y el calado de artes de pesca en la zona. Para delimitar
la reserva y que fuera visible para todo el mundo, se colocaron paneles informativos y banderolas
rojas en los acantilados, fácilmente observables tanto por tierra como por mar.
Una vez creada la reserva, había que vigilarla, y para ello contamos con agentes de
conservación que vigilan de manera permanente la reserva, 365 días al año.
Vigilancia marina
Nuestra presencia constante hace ver a
los pescadores que la zona está
permanentemente vigilada, por lo que
les disuade de ir allí a pescar. En caso de
que se detecten redes, se retiran y
se entregan a las
autoridades locales.
Vigilancia terrestre
La vigilancia en la costa ha eliminado las
molestias humanas en las zonas de reposo y
cría de las focas, propiciando la reocupación
de playas a cielo abierto y áreas abandonadas
en el pasado. Además, mensualmente
limpiamos la reserva de toda la basura
que el mar va dejando en las playas
Hacemos un seguimiento individualizado de todos los ejemplares de la población de Cabo Blanco.
El catálogo de fotoidentificación de la fracción adulta y subadulta de la población cuenta actualmente con 70 subadultos,
97 hembras adultas y 75 machos adultos. Esto da un total de 242 individuos identificados sin tener en cuenta la fracción más joven de la población por lo que se estima que la población total es de alrededor de los 330 ejemplares.
Para el seguimiento de la población utilizamos distintas técnicas:
un centro didáctico en el que la gente de la zona puede aprender qué es una foca monje, concienciarse del grave peligro de extinción al que se enfrenta y aprender cómo pueden ayudar a su conservación.
El objetivo es informar y sensibilizar a la población, en especial a los escolares que residen en el entorno de la colonia de foca monje, para crear con ellos un marco de convivencia para el futuro.
Los pescadores son los principales valedores en las tareas de conservación de la foca monje y es fundamental proveerles de la información y los equipos para que puedan ayudar en esta tarea.
Por supuesto, de cara al futuro, nuestra labor fundamental y mayor motivación es seguir trabajando para
continuar mejorando los resultados del aumento de la población de foca monje en Cabo Blanco. En este
sentido, estamos estudiando la posibilidad de expansión de la reserva. Nos preocupa saber hacia dónde
dirigirá su expansión la colonia el día que alcance la capacidad de carga de las cuevas que habitan
actualmente. Por tanto, hemos llevado a cabo exploraciones de algo más de 150 km. de la costa limítrofe
con la reserva y hemos inventariado 29 cuevas.