M.A. Cedenilla CBD-Habitat._0287

Una ventana que permite observar el corazón mismo de la colonia

La foca monje del mediterráneo es una especie en peligro crítico de extinción. Buscando un símil médico sería algo así como un enfermo diagnosticado muy grave, y que por tanto necesita permanecer con sus constantes vitales y demás parámetros biológicos permanentemente monitorizados. Cualquier alteración, cualquier desajuste en su sistema vital puede ser fatal si no se detecta y corrige a tiempo.

El control de la colonia de Cabo Blanco se consigue hacer día a día, a tiempo real, gracias a las cámaras de video vigilancia instaladas en las cuevas de reproducción y reposo. El valor de la información que proporcionan y su exclusividad (son las únicas cuevas utilizadas por esta especie en el mundo que cuentan con este tipo de seguimiento), hace ineludible reservarlas un espacio en este blog.

Y además en 2015 se cumplen 20 años desde que se instalaron las cámaras de video vigilancia en las dos cuevas principales de cría. Todo este tiempo han estado cumpliendo casi cada día con su labor.

Gracias a estos equipos se hace un seguimiento riguroso de la productividad de la colonia, principalmente la identificación individual y seguimiento de todas las crías que nacen, las tasas de mortalidad neonatal y la identificación y obtención de parámetros reproductores de las hembras adultas



También se hacen los conteos periódicos de las focas que utilizan las cuevas y se hace el seguimiento individualizado de ejemplares mediante su identificación y registro en una base de datos. De este modo, las cámaras de video vigilancia son una herramienta esencial para obtener información con la que construir el observatorio demográfico de la población.

Pero además, estas cámaras han permitido descubrir y documentar importantes aspectos del ciclo biológico y del comportamiento de esta especie, hasta entonces totalmente desconocidos. ¡Y todo ello sin causar molestias a las focas!

Lo más complicado es el ambiente extremo en el que deben trabajar las cámaras, expuestas constantemente al espray marino y con frecuencia al envite de las olas durante los temporales. Por este motivo hay que hacer un importante esfuerzo para mantenerlas operativas.

Precisamente en estos días se está haciendo una revisión y mantenimiento completos de estos equipos (algo que se hace con periodicidad anual), desmontando cada uno de sus componentes para limpiarlos, ponerlos a punto y sustituir piezas en mal estado. Este año se ha detectado un daño irreparable en el posicionador que mueve la cámara de una de las cuevas de cría. Es un equipo caro, pero inevitablemente ha tenido que ser sustituido por otro.

Lo importante es que un año más sigamos manteniendo el raro privilegio de observar desde dentro y a tiempo real lo que sucede diariamente en cada una de las cuevas de cría de Cabo Blanco, tomando el pulso a la colonia y aprendiendo de ello.

Dejar un comentario

Tu dirección de email no será publicada.