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El tercer ojo

Han pasado 21 años desde la colocación de la primera cámara de video-vigilancia en la puerta de la cueva 1. Todo un acontecimiento pionero que permitió descubrir la intimidad de las focas en el interior de su hogar cavernoso, donde descansan y crían. Un método discreto que no invade su tranquilidad y seguridad, pero lleno de dificultades técnicas. Poco tiempo después, le siguió la instalación de otro equipo en la cueva 3, la segunda cueva importante que usa la colonia de foca monje de Cabo Blanco.

Colgar una cámara de video-vigilancia a la entrada de una cueva al pie de un acantilado de unos 15 m de altura es un reto lleno de incertidumbres donde se mezclan la tecnología más resistente a condiciones extremas y los riesgos de los trabajos en altura. Algo que nuestros técnicos tuvieran que aprender y ahora se desenvuelven con suma soltura. Además de luchar con un enemigo implacable, el océano, que más de una vez ha destrozado los equipos.

Pero nos quedaba por abrir una tercera ventana en el seguimiento de la colonia. Una gran cueva, al lado de la número 3, que las focas vienen usando en los últimos años. Una cavidad que por sus características geomorfológicas hacía casi imposible su control desde la entrada de la misma. Esto nos planteó un reto difícil y emocionante: introducir la cámara en su interior colgada de dos cables y un sistema de retorno, como un tendedero de ropa, que permitiera introducir y sacar la cámara a voluntad. Una proeza que, desde luego, sólo estaba a nuestro alcance en los planos y bocetos que diseñamos. Nos hacían falta auténticos especialistas. Y los encontramos en la empresa DAAN, de trabajos especiales. Gracias a David, Paco y Fernando, que con gran profesionalidad y espectaculares acrobacias, han hecho realidad este sueño. Un trabajo que ha costado 3 semanas de trabajo en dos campañas y algún que otro susto por un océano enojado que se resistía a nuestras intenciones.

Ahora ya tenemos un seguimiento casi absoluto de la colonia con la vigilancia y control de la última gran cueva de la costa de las focas, de las tres principales donde se refugia. Y que hemos bautizado con el nombre de Jean Paul Taris, en honor de una de las personas que más ha creído en nuestro proyecto y lo ha apoyado con entrega desde la Fundación MAVA, y que falleció recientemente.

Enhorabuena a todos por este enorme paso en la conservación de la mayor colonia del mundo de foca monje.

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  Fotografías: Sistemas de entrada-salida y de limpieza de la cámara

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