P623

Cuando la vida depende de un hilo

La historia de la colonia de foca monje de Cabo Blanco está muy ligada a la de la actividad pesquera. La costa occidental del Sahara representa uno de los caladeros más productivos del mundo. La pesca es una de las actividades económicas principales en Mauritania

La interacción negativa con las artes de pesca ha sido identificada como la mayor amenaza para la supervivencia de la especie, tanto en la costa occidental del Sáhara como en el Mediterráneo durante la segunda mitad del siglo XX.

Entre 1940 y 1989, la intensa actividad pesquera industrial desarrollada por la flota internacional en estas aguas provocó un intenso declive de la población de foca monje. Algo que se vio intensificado en la década de los 70 con  la aparición de un nuevo material de captura.

El hilo fatídico que hemos mencionado en el título no es otro que el NYLON. Las redes de monofilamento, que se fabrican fácilmente con él, han sustituido a las de algodón.  Este material supone una grave amenaza para la biodiversidad marina en todo el mundo. Son baratas, ligeras, persistentes en el tiempo y muy efectivas. Las especies marinas no las detectan con facilidad y no son capaces de liberarse cuando caen en ellas.  Si se rompen,  los pescadores prefieren asumir el coste que repararlas. En muchos casos los fragmentos dañados son arrojados al mar donde permanecen muchos años en el fondo o a la deriva ejerciendo una pesca fantasma y atrapando a otras especies marinas, incluso en una vez que llegan a las playas. Afortunadamente, Mauritania ha prohibido recientemente su uso para salvaguardar sus recursos pesqueros y su biodiversidad marina. Pero lamentablemente, aún su uso ilegal es generalizado.

Una de las medidas más efectivas para evitar las interacciones de las focas con las artes de pesca es el establecimiento de áreas marinas protegidas debidamente vigiladas. En 1993 Marruecos decreta la Zona Libre de Pesca, de 56 km de costa y 22 km mar adentro, con la intención de proteger a las focas y recuperar los recursos pesqueros. Lo que ha alejado de la costa de la colonia a los barcos de pesca industrial.  Pero algunas de las piraguas de pesca artesanal mauritanas desafían la vigilancia y se cuelan en su interior, aún a riesgo de ser apresado por las autoridades oficiales.

Para reforzar y ayudar en la vigilancia, y evitar que las redes de las piraguas artesanales se calen cerca de las cuevas de cría, creamos la Reserva “Costa de las Focas” en 2001, de 6 km de longitud, con el acuerdo de autoridades y pescadores, y siguiendo las directrices del Plan de Acción para la Conservación de la Foca monje en el Atlántico Occidental.

Las focas adultas ya han aprendido a evitar enredarse en la red. Pero los juveniles no son conscientes del peligro que representan y aún no saben cómo esquivarlas. Su curiosidad y ganas de jugar pueden matarles con facilidad, como hemos podido comprobar.



Con la intención de valorar la incidencia de la pesca artesanal sobre la colonia de Cabo Blanco, hemos iniciado un estudio de  identificación e inventario de las piraguas que  se cuelan ilegalmente a pescar en la zona prohibida. Durante el 2014 se han registrado en el área total mencionado a 56 piraguas diferentes. Lo que supone menos del 1% de la flota registrada en NDB, que asciende a unas 6000 piraguas.  Y una incidencia muy baja de actividad pesquera artesanal con redes caladas que se intensifica en los meses de mayo y septiembre.

Pero no son necesarias 6000 redes para que mueran atrapadas las jóvenes focas. Basta una sola red, infringiendo la prohibición, colocada frente a las cuevas de reproducción, para que más de un juvenil quede atrapado en ella.

Los jóvenes son la esperanza de la recuperación de la mayor colonia del mundo de foca monje del Mediterráneo.

Dejar un comentario

Tu dirección de email no será publicada.